El Treku de hoy es fruto de la experiencia del ayer y del pensamiento del mañana, es tecnología y, sobre todo, un oficio maderero que desde hace años se halla en el ADN de su carpintería.
Han sabido unir la tradición y la naturalidad con grandes dosis de modernidad.
Combinan materiales nobles y de calidad con materiales más frescos y actuales.
La maquinaria moderna ocupa la mayor parte de la superficie de su factoría pero los dedos y ojos siguen siendo una parte fundamental del proceso de fabricación. Son esos ojos y dedos los que seleccionan nudos y flores en las chapas de roble; los que se encargan de que un mueble luzca el mejor tostado que caracteriza al nogal; o los que son capaces de visualizar los destellos rosados que emitirá en los años siguientes el roble americano al envejecer.